martes, 8 de abril de 2014









"Llegarles a los estudiantes"

Dr. Norbert-Bertrand Barbe


"Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber."
(Albert Einstein)

            Esta ponencia, haciendo secuencia con la del año anterior, presentada en el VII Congreso Internacional de Innovación Educativa (Managua, UNI, 23-26 octubre del 2012), y titulada: "Acerca de si, en la elaboración de sus procesos académicos, la institución tiene el derecho de soñar un estudiante ideal", pretende abordar la contraparte del problema.
            De hecho, ante nuestra anterior presentación y demostración, se nos puede oponer que, si, por así decir, obviamos el estudiante real, es imposible, o más difícil, llegarle concretamente, por ende establecer normas viables de performance y creación de competencias dentro del ámbito educativo.
            Pretendemos, a continuación, mostrar que este problema es falso.

1. LO QUE IMPLICA "SOÑAR UN ESTUDIANTE IDEAL"

"Al estudiante que nunca se le pide que haga lo que no puede, nunca hace lo que puede."
(John Stuart Mill)

            Como dijimos, nuestro anterior trabajo planteaba que, para establecer normas y cambios académicos, como lo estamos haciendo todas las Universidades del istmo con el nuevo modelo por competencias, tenemos que - y, de hecho, así lo hacemos - imaginar metas para un estudiante ideal, es decir, obviando los problemas concretos del estudiante real (analfabetismo, iletrismo, carencia de bases bibliográficas, formativas, o de otras varias índoles: como conocimientos culturales básicos o generales, y manejo de otro idioma).
            Pero es preciso completar este pensamiento.

            En su artículo "Educación para el desarrollo" (La Prensa, 3/10/2013), Luis Adolfo Medal Mendieta expone un estado de hecho bastante claro de la realidad educativa de nuestro país:

"Muchos de los jóvenes que logran terminar sus estudios universitarios no encuentran trabajo. Más de 150,000 profesionales han emigrado de Nicaragua en los últimos 35 años, y más de 100,000 profesionales en el país están desempleados o trabajando en cualquier cosa ajena a su profesión.
• Nicaragua es uno de los países del mundo con menor educación tecnológica. Hay sobreabundancia de licenciados y letrados y carencia de los científicos, técnicos e ingenieros requeridos para el desarrollo agroindustrial e industrial de Nicaragua.
• La mayor parte de las llamadas universidades carecen de laboratorios y no hacen prácticamente ninguna investigación que sirva al desarrollo de Nicaragua.
• Se estima que uno de cada cinco nicaragüenses adultos es analfabeta funcional y más de medio millón de niños y adolescentes no asisten a la escuela.
• El promedio de escolaridad nacional es de solo cinco años, mientras que en Costa Rica o El Salvador, es de once y nueve años respectivamente. En los países desarrollados es de catorce o más años.
• Se estima que cerca del noventa por ciento de los nicaragüenses son analfabetos modernos: no dominan el inglés ni las tecnologías de la información y comunicaciones (TICs), es decir la computadora y el internet.
• La formación de los docentes en Nicaragua no es de nivel terciario. Los salarios de los docentes ni siquiera cubren la mitad del costo de la canasta básica.
• Las tecnologías productivas en los cultivos como el maíz y los frijoles son primitivas y de bajísimos rendimientos (18 quintales por manzana), lo que demuestra la carencia de educación agropecuaria.
• Asimismo la ganadería es mayoritariamente extensiva y de baja productividad, el promedio nacional de cinco litros de leche al día es apenas la quinta parte de los rendimientos de países vecinos."

            Lo que, desde una perspectiva histórica comparada Carlos Alberto Montaner ("La funesta manía de pensar", La Prensa, 13/10/2013) expresa a su vez así:

"Si mañana un cataclismo, o un virus racista, destruyera todas las universidades de América Latina y España, la cultura planetaria apenas sufriría un imperceptible arañazo, especialmente en el terreno de la ciencia y la técnica, pero también en el de las humanidades y los estudios sociales.
El asunto es muy triste. Las universidades latinoamericanas e iberoamericanas no están entre las 150 mejores del planeta. Aunque son centenares, o acaso varios millares, son muy escasas las que figuran entre las 500 mejores del mundo. Las menos malas son algunas brasileras, chilenas, colombianas, argentinas, mexicanas y españolas. Las caribeñas y centroamericanas apenas comparecen en la lista, con la excepción de la costarricense en alguna facultad privilegiada.
¿Cómo lo sabemos? Porque anualmente se compilan varios índices de calidad universitaria en distintas latitudes y todos concuerdan, aproximadamente, en las conclusiones. Los más conocidos son los que confecciona el diario The Times de Londres, la Universidad Jiao Tong de Shanghái, la revista US News and World Report de Estados Unidos y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid.
Para medir la excelencia de las instituciones tienen en cuenta las publicaciones en revistas acreditadas, la presencia en internet, las veces que los artículos, libros o autores son citados, el número de profesores con Premios Nobel o Medallas Fields (matemáticas), el desempeño de los graduados y las opiniones de expertos. No se trata de ensalzar a algunos países y denigrar a otros. Intentan establecer cierta jerarquía. Solo eso.
Es una pena, porque la primera universidad que se fundó en el Nuevo Mundo fue la de Santo Domingo en 1538, prácticamente un siglo antes de Harvard. Poco después se crearon las de México y Lima en 1551. La de La Habana tiene casi 300 años y antecede en 20 a la de Princeton. Esa tradición ha servido de muy poco. Tal vez, incluso, ha sido una rémora."

1.a. El promedio estudiantil asumido y el estudiante que podría ser mejor de lo esperado
            Pensando un estudiante ideal, no estamos tanto obviando las dificultades inherentes al estudiante real, sino contemplando un promedio del mismo. Es decir, partimos a menudo en nuestras instituciones, por el bajo nivel del secundo grado y la ausencia de bases que ello implica a mediano plazo, para la entrada en la Universidad, de la idea que el estudiante nacional es peor que el nivel promedio esperado. Pero, en realidad, bien puede ser mejor.
            Si bien será difícil que se encuentre alguien con bases verdaderamente sólidas (partiendo de una valoración con cuotas internacionales, por la ausencia bibliográfica e informativa, así como científica de nuestro ámbito), sin embargo, un estudiante de la clase media alta, que no es tan poco común (ya que se halla en varias Universidades nacionales, aunque tienda a buscar las Universidades privadas, a pesar de que los docentes en su mayoría son en ellas o bien procedentes de las públicas, porque ahí se graduaron, o bien docentes de las mismas), tendrá ciertas bases que les pueden permitir tener cierto background. Lo que sin embargo no es obligatorio, por la misma orientación poco intelectual y poco cultural de nuestra escasa e inestable clase media.
            Pero, existiendo, no hay razón de no tomarlo en cuenta. Por lo que, de repente, ya no sólo nos encontramos con una relación del tipo:

Plan de Clase+ ≠ Estudiante_

                Sino con otra, más abierta, del tipo:

+
 
Plan de Clase+ = estudiante(S)_

            De hecho, el estudiante, pudiendo ser tanto peor como mejor de lo esperado, al crear planes de mejora académica, partir sólo del estudiante con problemas, no sólo es una falta de reconocimiento de la complejidad estudiantil (hacia la fe en el estudiante con sus posibilidades de superación individual y de grupo), pero, también, como mostramos en nuestra anterior ponencia, es una falta de compromiso hacia la Nación (imponiéndole continuar siendo de bajo nivel académico y científico).
            Se nos opondrá que la mayoría de nuestro estudiantado es de bajo recursos, por ende de bajo nivel cultural. Sería sin punto negarlo. Más aún en las Universidades públicas, que acogen los que no tienen para pagar Universidades privadas (lo que, paradójicamente, no quiere decir que las Universidades privadas sean de mayor nivel que las públicas, sino, sencillamente, que hay una ruptura social de clases en el país, en relación a prejuicios de ambos grupos hacia el otro: los estudiantes pobres hacia los ricos, los relativamente "ricos" hacia los pobres, como se puede ver en los pleitos entre las cercanas UCA y UNI[1]).
            Pero no quiere decir, tampoco, que asumiendo su estatuto de pobres como si fuera un rasgo definitorio de su ser, sea correcto negarles el acceso a la cultura y la ciencia, o un acceso limitado, en función de sus debilidades. Aquello sería doblemente injusto: por una parte negándoles sus derechos humanos más mínimos, por otra imponiendo a la sociedad profesionales mal o a medias formados que no serán en capacidad de ayudarla para nada.
            Como será el centro de nuestro trabajo, volveremos sobre los medios para lograr o no sacar a nuestros estudiantes de sus limitaciones.

            Dicho de otra manera, y reutilizando la expresión de Chaucer en Los cuentos de Canterbury hacia el mal servidor contra las ordenes justas de su amo, hay que desconfiar del "Padre Nuestro del Diablo", que son las quejas no fundamentadas, por una parte de los estudiantes, que imposibilitan distinguir el buen del mal docente (por eso es ridículo pedírselo), ya que prefieren un docente amigable y sin exigencia a otro competente pero que les pide hacer cosas (tenemos en mente el ejemplo muy concreto de un profesor que nunca da sus clases, pero que a inicios de cada sesión hace un arreglo con los estudiantes, les regalará las notas con tal de que ellos no lo reporten, las únicas veces en que no funciona el acuerdo es cuando a final de la sesión los estudiantes se percatan que, tampoco, piensa entregar notas), y por otra parte de los docentes, que tiene éste que ver con su apatía tanto en los procesos como en la metodología a la hora de aplicar competencias que no obligatoriamente tiene, y que por ende les será difícil y hasta imposible compartir (porque, sencillamente, primero, tendría que adquirirlas).
            Por ende, tampoco pensamos que se tiene que limitar la propuesta académica en función del peor estudiante que se pueda imaginar, sino todo lo contrario (lo que hemos planteado, y como lo hemos demostrado, en nuestra ponencia del año pasado), ni por las lamentaciones docentes (que revelan más la incompetencia nuestra o del sistema en sí que del estudiante abstracto que se quiere idear siempre como, acabamos de recordarlo, lo peor posible - lo que, sin embargo, no es siempre el caso, el año pasado citabamos el ejemplo de los hijos de clase media alta que han tenido cierto acceso a la cultura y que han sido educados en colegios privados -).

1.b. Las carencias estudiantiles y la imposibilidad de construir el aprendizaje desde éstas
            Otro punto clave de nuestra anterior ponencia fueron las carencias de los estudiantes, por provenir de medios pobres, pero también por la mala formación en la secundaria, por falta de formación de los docentes, mal pago, limitaciones partidarias de los modelos educativos sucesivos, desinterés gubernamental en la mejoría real del sistema y de la educación, fuera de fines, una vez más, partidarios, puntuales.
            Estas carencias impiden partir de lo sabido para llegar a lo no sabido. Lo impiden por dos vías: primero, porque no sabiendo nada (en sentido cultural, es evidente que la vida hace sus mellas en cualquiera), la perspectiva constructivista no puede aplicarse aquí. Segundo, porque, si a la fuerza se quisiera aplicar, se tendría que aplicar partiendo, no del nivel supuesto promedio normal (universalmente hablando) de entrada en la Universidad, sino desde cero, asumiendo que la Universidad tendría que retomar todos los aprendizajes no realizados desde la primaria, lo que, por asunto de tiempo, es obviamente imposible.

1.3. La Universidad es para los jóvenes adultos ya parcialmente formados
            De hecho, es importante entender las limitaciones propias de la Universidad, cuya meta es, que lo veamos desde la perspectiva utilitaria (formar profesionales en función de las necesidades de la empresa y la fábrica) o intelectual (formar científicos que puedan mejorar la sociedad y el nivel y calidad de vida de ésta), de especialización.
            No se puede, porque no hay tiempo, en la Universidad resolver las carencias del bachillerato. El que ingresa en la Universidad debe ya tener los valores, las habilidades y competencias suficientes para ello. Si no las tiene, hay dos razones posibles: o bien es culpa de la sociedad, que no supo atenderle bien, pero hay que culpar entonces a la sociedad, no poner el problema en manos de la Universidad que no tiene las herramientas, ni está diseñada para resolver las crisis y los sinsentidos del conjunto organizativo de la sociedad, o bien es, simplemente, porque no tenía, el estudiante, el nivel para alcanzar mayor desarrollo intelectual.
            No todo el mundo es dado a ser escultor, pero los que no lo somos tampoco aquello nos parece anormal. Porque asumimos, y sabemos, que no tenemos las habilidades para esculpir. No todos podemos ser deportistas, pero tampoco nos lamentamos por ello, disfrutando, simplemente, de las hazañas de los más grandes en los juegos olímpicos o en los partidos y campeonatos de los distintos deportes. La mayoría de los hombres suelen querer ser albañil, fontanero u electricista en su casa, sin lograrlo. Tampoco nadie pone en duda que se necesita cierta dedicación, habilidad, y forma de espíritu para lograr ser un buen técnico en dichos oficios, o también un buen carpintero, ebanista, o cocinero. Ciertos lo logramos, otros no. No todo el mundo sabe, ni quiere, estar horneando panes y pasteles, y la mayoría prefiere comprarlos. No todos queremos hacer nuestro propio queso, u nuestra mermelada. Es más fácil comprarlos.
            La pregunta, entonces, es: ¿por qué resulta extraño que no todo el mundo tiene, puede o debe ir a la Universidad? No es una condición sine quae non, ni para ser una persona cabal, ni para ser una buena persona, ni para lograr su vida, o ser una persona útil a los demás y a la sociedad.
            Por ende, habría que retomar el sentido común de las cosas, y entender que la Universidad tiene vocación a formar los mejores científicos y profesionales de mayor nivel en pro del desarrollo social, no a resolver las debilidades individuales de los que no entienden lo más sencillo. Dicho de otra forma, menos brusca, a como no todo el mundo es dado para ser deportista o técnico, no todo el mundo puede ser físico, matemático, historiador, sociólogo u psicólogo. Y tampoco hace falta.
            Lo que hace realmente falta son los buenos profesionales, bien formados y altamente calificados, lo que no tenemos, y de los que, sin embargo, estamos urgidos.
            El tiempo de los años de Universidad es corto: cinco años en nuestros países, para obtener el grado de Licenciatura, tres en Europa. Es imposible, y sin sentido, pretender que estos escasos, por ende preciosos años, se desperdicien en levantar el nivel de quiénes no lo tienen, por ende, no lograrán llegar a ser algo en ningún campo universitario de forma pertinente, válida y útil para la sociedad, en vez de buscar implementar mayor nivel de especialización en los más competentes.
            No sólo es ilógico, pero, moralmente, es un suicidio, es decir, un atentado de la sociedad contra sí misma.

2. LOS RETOS DE LA UNIVERSIDAD PARA "LLEGARLES A LOS ESTUDIANTES"

"No hace falta defender siempre la misma opinión porque nadie puede impedir volverse más sabio."
(Konrad Adenauer)

            Sin embargo, aunque construir bloque por bloque los conocimientos, además de imposible en sentido de reescribir todo lo no aprendido en la mente del estudiante como si de un palimpsesto se tratase o intentar componer todo lo mal hecho por la secundaria, no parece resultar pertinente en una perspectiva de enseñanza universitaria. Al menos por dos razones: la evolución del pensamiento (la enseñanza universitaria dando la mayoría de las veces sólo estados de investigaciones) no siendo lineal, por lo que no es productivo, ni prudente abordarlo como si alguna verdad fuera asentada como permanente y universal; en una perspectiva programática, el papel de la Universidad siendo el de enseñar a resolver problemas complejos, ésta debe promover un aprendizaje problemático, no impositivo, sino experimental, el cuál no puede partir (aunque el conocimiento empírico se construye desde lo conocido hacia lo desconocido) de una metodología de acumulación de conocimientos, sino de una dialectización de los mismos, por lo que los vaivenes que implica la reflexión universitaria y científica, pura o aplicada, no permite una secuencia tan traslúcida como la constructivista, sí aplicable en la secundaria[2].
            Cuestionarnos sobre cómo llegar a los estudiantes, para cuestionar la posibilidad de plantearse un estudiante ideal para llenar todos los requisitos de performances que se necesita para crear un profesional como mayores competencias y habilidades de resolución y creación técnica, tecnológica, cognoscitiva y científica, tiene importancia, aunque también carece de sentido en nuestro contexto, y, diríamos, en todo sentido. Es lo que a continuación queremos demostrar.
            Tiene sentido porque no hay razón de plantearse grandes normas y habilidades, si no las podemos implementar o transmitir.
            Carece de sentido, porque, para que tenga sentido partir del estudiante concreto (asumiendo, falsamente, que, primero, siempre será por debajo de las expectativas que de él podemos tener, y dos, aún siéndolo, no podrá nunca alcanzarlas, ni como individuo: el estudiante particular, ni como género: el estudiante racial o étnicamente definido, u, cuanto menos, definido por su clase, el estudiante pobre, o de escasos recursos), debería aplicarse, en primera instancia, esta preocupación, más que a la implementación de un modelo de superación para nosotros (es decir, de las metas institucionales), a la revisión de todo lo que no hacemos, como instituciones, para la mejora del nivel estudiantil.
            Es aquello que nos propondremos, a continuación, enumerar, comprobando, asimismo, por lo absurdo, la inutilidad de querer "llegarles a los estudiantes", entendido aquello como no pedirles más de lo que pensamos que pueden dar (tal vez porque, basándonos en nosotros mismos, pensamos que nosotros no podríamos dar más, y culpando de ello a los estudiantes para evitar enfrentarnos a nuestras propias incapacidades e incertidumbres en el momento de la implementación de nuevos modelos), si, de hecho, no nos importa, en la realidad, como a continuación, repetimos, vamos a demostrarlo, para nada "llegarles". 
            ¿Cómo lo sabemos?
            Porque es bien sencillo preguntarse qué se necesita para llegarles, y no hacemos o no tenemos, ni queremos tener, y lo que no implementamos, cuando deberíamos.
            Empecemos a enumerar.

2.a. Carencia de bibliotecas
            Partiremos ahí sólo del ejemplo nicaragüense, que es el que conocemos, aunque sospechando grandes similitudes en los otros modelos del istmo (basándonos en nuestras visitas a la Biblioteca Nacional de Costa Rica, y a la visita de las escasas librerías de San José y San Salvador).
            Sin embargo en todo aquello, creemos ganarles a los demás.
            Primero lo primero: ¿que hace falta para estudiar? Libros.
            Ahora bien, en el 2012, varias Universidades del CNU, y privadas importantes (concretamente la UCA, la UNI, la UAM) han ampliado sus sedes construyendo nuevos edificios. Ninguna amplió su biblioteca.
            No sólo son pequeñas las bibliotecas universitarias, sino que no hay acceso a libros en el país. Los libros son caros. Y los clásicos, nacionales o internacionales, literarios como científicos, no se hallan conservados en las inexistentes bibliotecas.
            Pequeñas, repetimos, son las bibliotecas universitarias (UNAN, UNI, UCA), cuando no inexistentes (UNICA, UNICIT,  UCN, UCC, UHISPAM, UDM, etc.). las tres más grandes bibliotecas son las de la UCA, del Banco Central y de la Biblioteca Nacional. Cada una cabe en un piso. Es decir.
            Es necio apuntar que no somos, en Nicaragua, ni en el istmo, grandes centros intelectuales o científicos, no somos metrópolis culturales. Por ende, mayor es la necesidad de obtener, bibliográficamente, la información que no tenemos por cercanía.
            Un ejemplo significativo, aunque si se quiere casual: en el 2013 se anunció la llegada a la pantalla grande en los también contados cinemas (cuatro) de Managua de Ana Karanenina en la versión del 2012 de Joe Wright. Preguntando repetidas veces en las dos únicas librerias (que no sean simple papeteries) de la capital si tenían el libro de Tolstoi, además que a los vendedores no les sonaba el título ni el extraño apellido del autor, a la fecha no lo tuvieron. Ahora, preguntémosnos si en París, Londres, Madrid, Roma, New York o México, no estarán siempre a la disposición estos tipos de títulos de los más clásicos y elementales, es decir, a disposición de cualquier lector, no de un insistente y testarudo bibliófilo. También, es obvio que estarán en distintas ediciones, alcanzables desde ediciones antiguas rebajadas del siglo XIX hasta de bolsillo de los años 1950-1980 en librerías de libros antiguos y/o usados, como en ediciones actuales, peleándose por ser compradas en un mismo estante de infinitas librerías.
            Y no estarán sólo en librerías capitalinas, sino en las, también múltiples, de las grandes y medianas ciudades.
            Por otra parte, los libros, regalados en su mayoría por la ayuda internacional, que cada cuanto se queman, se botan, o se regalan cuando nadie los lee, para dar espacio a las nuevas donaciones (en vez de ampliar el espacio), regalo acostumbrado de la Biblioteca de la Universidad Nacional UNAN, y que también fue lo propio a finales de los años 2000 en la Alianza Francesa de Managua, los libros, decimos, conservados en nuestras bibliotecas universitarias, cuando no son referenciados sin estar (caso común en la UCA), como no son referenciados en las bases desde índices temáticos, es preciso saber o el título u el autor para poderlos hallar (si de verdad están), por lo que el Informe de Autoevaluación de la Facultad de Arquitectura[3] de la UNI del 2012 expresa el problema de que, a pesar de que, según información de la Biblioteca, tendríamos unos 5000 títulos de arquitectura, es como no tenerlos, porque no pueden ser consultados por no haber sido referenciados de forma sistemática y pertinente, dentro de las normas internacionales, indispensables para favorecer la buena investigación, tanto estudiantil como docente.
            Es evidente que el mismo problema de no referenciación de los libros, que, además, los estudiantes no buscan (razón por la que cada cuanto salen del archivo por "no haber sido consultados en 5 años") porque los docentes no se lo imponen - ya que, a menudo, tampoco leen -, no es propio nuestro, sino que se amplia, y ahí radica el meollo del asunto, a todas las Facultades y a todas las Universidades nacionales.
            Hemos hablado de la carencia de bibliotecas. Lo que es grave. Pero algunos dirán que con el internet se puede sortear parte de la dificultad. Sí e no: sí, porque hoy en día hay muchos libros disponibles en internet, así como artículos y fuentes de información, no porque son, como cualquier cosa, parciales, no pudiendo compensar la carencia interna total. Es decir, no se puede esperar que, por obra de magia, libros no alcanzables en el país se hallen en internet en función de nuestras precisas necesidades. Uno puede idénticamente buscar libros en internet y hallarlos, como no hallarlos.
            Un caso interesante y altamente significativo es el hecho de que el catálogo universitario de libros gratuitos de Hathitrust, accesible desde los Estados Unidos (sede del sitio), no es alcanzable desde Nicaragua. Así que, para bajar, página por página, libros que las instituciones socias de Hathitrust pueden bajar enteros en un solo clic, es necesario esconder el IP nicaragüense de la computadora. Lo que a veces se puede, pero que a veces implica tal esfuerzo para la RAM y la baja calidad y velocidad internet que tenemos dentro de las instituciones, a pesar de que sean, como la UNI, a veces proveedoras de red, que no se logra abrir la página. O se abre más rápido desde un cibercafé que desde dentro de la Universidad.
            Para hallar un libro en internet, es preciso que alguien más, en otra parte, halla sentido la necesidad de subirlo. Por lo que si necesitamos un libro específico, mejor, más pertinente, y más rápido sería tenerlo.
            ¿qué lo imposibilita?
            Tres cosas: 
  1. No tener fondos económicos atribuidos que permitan la elaboración voluntaria, no casual, de fondos bibliográficos;
  2. No tener bibliotecarios que sepan referenciar los libros correctamente, en particular temáticamente (lo que implica, entre otros, leer los índices y de ahí sacar fichas por capítulos o artículos de cada libro), por lo que no sirven los libros existentes, porque existen en potencia, como árboles en el bosque, no como géneros y especies tipificados en jardines botánicos;
  3. No tener un crecimiento permanente de los edificios físicos de bibliotecas para permitir el mantenimiento y organización de catálogos cada vez más amplios, por lo que cada libro adquirido es condenado, a mediano plazo, a ser desplazado, vendido a bajo precio, regalado u botado, por falta epidémica de espacio.
            Como los docentes no leen, salvo para informarse rápidamente a la hora de dar su clase, estamos aquí hablando del conjunto de los docentes nacionales, de secundaria como universitarios, y de otras instituciones, leer no es un requisito impuesto a los estudiantes. Al contrario, se evita molestarles con eso. Caso concreto del Departamento de Psicología de la UCA, que gradúa estudiantes que nunca han leído a ninguno de los clásicos de su disciplina, y con el que tenemos un episodio cómico, razón de citarlo aquí, porque es en extremo revelador de la metodología e ideología universitaria nacional: resulta que nos tocaba dar una clase de "Pensamiento Contemporáneo" como clase de servicio del Departamento de Filosofía para los estudiantes de primer ingreso de Psicología. En la primera semana, pasamos a los estudiantes el sílabo, con el plan de clase del semestre, en el que iban a tener que leer cada uno dos libros, para presentarlos, así como los autores y su obra (est decir, la vida, la obra, y un texto de y por cada autor en el programa). A la semana siguiente, empezando la clase, se nos acerca la Directora del Departamento de Psicología, diciéndonos algo así: "Profesor, usted sabe que tuvimos la reunión introductoria con los padres de familia. Todos estamos claros que usted es muy inteligente y sabe mucho, pero acuérdese de que son niños aún, y no puede pedirles que lean tanto."

2.b. Carencia de laboratorios
            La otra vertiente de la carencia bibliográfica (ésta correspondiendo al material relacionado con los conocimientos adquiridos o ya establecidos), es la carencia de laboratorios (la cuál corresponde a la falta de creación de conocimientos en proceso).
            Un gran paso que acabamos, como Universidad, de dar es la creación del Parque Tecnológico[4] en uno de los recintos[5] de la UNI. Construido con fondos nicaragüenses y alemanes, sin embargo, puede padecer de la inexistencia autónoma de investigaciones a nivel interno, y, definiéndose sólo como un parque en arquiler (así es como se presenta el Parque: "“Además queremos poner a disposición nuestra infraestructura universitaria y a nuestros investigadores. Además instalar 14, 000 metros cuadrados para las empresas que se quieran establecer ahí, lo hagan, con el objetivo de desarrollar proyectos de tecnología”, dijo Muñoz."[6]), perder su vocación científica, que sólo puede adquirirse por la actividad permanente, procesual, de investigaciones en curso en todos los ámbitos.
            Hasta la fecha, no hemos podido definir laboratorios, por tres razones:
  1.  No hay fondos para implementarlos;
  2. No hay consenso sobre qué laboratorios crear;
  3. Porque no hay investigaciones en curso.

2.c. Carencia de investigaciones
            Acabamos de decirlo, la carencia de laboratorios proviene de la doble incertidumbre sobre cuáles y por qué crearlos, fundamentada en la ausencia de investigación.
            Dentro de la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Humano u PNDH, creado en 2013 por el gobierno, el CNU nos pidió en mayo de este año cuáles eran las investigaciones hechas por nuestra Facultad y cuáles eran sus resultados. No hubo respuestas, salvo por el proyecto Taishin, en curso con ayuda y promovido por fondos japoneses, investigaciones personales nuestras generadas desde la Coordinación de Postgrado de la Facultad y unos temas en cursos, pero sin resultados, nombrados como propios por uno de los arquitectos de la Facultad.
            Uno de las grandes interrogantes del anterior Congreso en su apertura, manifestada por varias preguntas acerca de lo mismo hecha a las Autoridades de las distintas Universidades participantes, fue ¿cómo saber si lo que estamos haciendo está bien? A lo cuál nuestras diferentes Autoridades respondieron que mediante el procesamiento de la información de las opiniones generadas por los colegas, los superiores, los estudiantes y los empleadores.
            Nos parece equivocada la pregunta, así como su respuesta, pero ambas ser reveladoras de nuestra manera de errar.
            La misma, única razón, de la pregunta, y de la orientación de su respuesta es la total inexistencia de investigación, por ende de metodología o ni siquiera de idea acerca de lo que es la producción universitaria por nuestros propios miembros y docentes.
            Expliquémosnos. Si no estamos haciendo nada particular, no tenemos resultados, por ende la única vía para evidenciar la corrección o incorrección de nuestro quehacer será la vía externa: la consulta y la recopilación de opiniones.
            Si, al contrario, como deberíamos estar haciendo, pero no lo estamos haciendo[7], estuvieramos investigando y desarrollando resultados, ahí estarían, dando fe de la corrección o incorrección de nuestra metodología, y de la pertinencia de los propios resultados, sin necesidad de confirmación externa.
            Es mala la bomba atómica, pero la creamos y funciona: ¿quién puede decir que no? Si no tenemos ninguna creación en nuestro quehacer, no podemos auto-evaluarnos, porque nos falta el único dato pertinente: ¿qué estamos haciendo, concretamente?
            De lo mismo, si tuvieramos resultados de impacto, es decir, en una sola palabra, simplemente, resultados, éstos, provinientes de una institución, es decir de un organismo con poder de representación, obligatoriamente tendrían repercusión y serían conocidos a nivel internacional. Lo que, por la absoluta inexistencia de dichos resultados, no es tal el caso.

2.d. Carencia de especialización
            Por ende, si los docentes no producen nuevos conocimientos y/o tecnologías, es no sólo porque no tienen las herramientas intelectuales suficientes para hacerlo (además de carecer de los medios, que son los laboratorios con sus indispensables instalaciones y equipamientos), sino porque no tienen la formación adecuada para hacerlo.
            Evocabamos en nuestra anterior ponencia que la mayoría de los docentes nuestros son graduados que inmediatamente empezaron a dar clase.
            Es decir, no son profesionales elegidos por oposición, sobre trabajos, sino estudiantes que empezaron a dar clases como asistentes. Por ende, no tienen ninguna competencia particular, relacionada con su quehacer. El graduarse de historia no le vuelve a uno historiador, sólo lo vuelve historiador el haberse dedicado a estudiar la historia y haberla analizado. El que se gradúa de Historia no es más que eso: un graduado de Historia. No un historiador. Parece fuerte nuestra posición por el ámbito desde la que la exponemos. Pero cambiemos de campo: si bien se suele decir que un graduado de física es físico porque muchas veces se dedica a dar clases en la secundaria, ¿se podrá decir idénticamente que un graduado de literatura es poeta si nunca escribe poesía? ¿que un bachiller en artes es artista si nunca pinta ni produce ninguna obra plástica? ¿que un graduado de biología es botánico, biólogo u comportamentalista si no produce ninguna investigación en ninguno de estos campos? ¿será, en fin, se dirá que es arquitecto un graduado de arquitectura que se dedica a otra cosa, o, viviendo dentro de la academia, no hace obra arquitectónica ni produce ninguna investigación sobre arquitectura o urbanismo?
            No es porque el título se confunde, más en nuestros países donde suele anteponerse al apellido, con el oficio que un graduado que no trabaja en el ámbito es lo que dice su diploma. ¿Será historiador del arte un graduado de esta disciplina, si sólo culminó sus estudios, y se fue a vivir su vida, desempeñándose en totalmente otra cosa?
            Lo que nos puede hacer decir que somos historiador del arte, que nuestros campos de pertinencia históricos son la baja edad media, la época moderna y la contemporánea, especiales Europa y América Latina, en particular Nicaragua, metodológico la iconología y los problemas estéticos y  epistemológicos de análisis de las producciones simbólicas, no es el mero hecho de habernos graduado de Máster en Historia con Mención en Historia del Arte, ni de Doctor en Literatura sobre un tema de estética, y de interconexión entre las distintas ciencias humanas en sus respectivas metodologías, sino el habernos dedicado ya desde hace 25 años a investigaciones con resultados[8].

2.e. Carencia de medios
            Desde que entramos en nuestro actual cargo pedimos una laptop CoreI7 con grabador de blue-ray con el afán de crear una base bibliográfica de Postgrado en formato digital, comprando libros en la red, y bajando los que son libres de copyright.
            Pedimos asimismo que los Másteres y Doctores de la Facultad nos entregarán copia de sus monografías y tesis, con el doble fin de implementar dicho fondo y de divulgar las orientaciones de nuestro equipo docente, asimismo como para poder definir los ámbitos de pertinencia de cada quien. Vale decir que ninguna nos entregó. Algunos de los más jóvenes confesaron haberse graduado sin monografía. Los más viejos aducieron haber perdido sus monografías, o haberlas entregado con anterioridad a la Facultad.
            La computadora todavía no nos ha sido adjudicada, ni se ha comprado, juzgándose superficial una máquina con tanta característica, y prefiriéndose extender la capacidad de las ya usadas computadoras existentes.
            Muchas de las clases de Historia de la Arquitectura se dan sin datashow, porque de los cinco que existían varios con el paso del tiempo se perdieron o fueron destruidos o dañados. Este año se van a reponer, desde fondos centrales y propios.
            El punto de esta rápida enumeración es el atraso que, como Universidades, tenemos en el manejo habitual de las tecnologías más contemporáneas.
            Un profesor universitario no gana lo suficiente, la mayoría siendo horarios, para poder pagarse una computadora de 2000 $.
            Así, si la voluntad institucional no se sobrepone a las dificultades económicas individuales, no hay posibilidad de que entremos en el siglo XXI.
            Idéntica disyuntiva se planteó, lo dijimos con anterioridad, respecto de los laboratorios y su equipamiento.

2.f. Carencia de contexto
            Para terminar esta enumeración ampliándola, es evidente que todas estas carencias se hacen, paradójica y necesariamente, más sentir por el hecho de que carecemos de lo que llamaríamos un contexto.
            Hemos hablado de la ausencia de bibliotecas y librerías, lo mismo se puede decir de cinemas, lo mencionamos, museos, galerías, etc.
            Tampoco, lo vemos, tenemos, como las hay en México, Venezuela, Colombia, y hasta en Costa Rica, una comunidad científica fuerte, porque para que exista necesita tener producción, lo que no hay porque no hay tampoco espacios para ella.
            A finales de los años 1990, la UCA, a pesar de ser una Universidad internacional, con fuertes matices e intereses en Centroamérica, y jesuística, cerró voluntariosamente su Departamento de Filosofía, así como, paralelamente, su carrera de Artes y Letras. La carrera de Filosofía de la UNAN, la única que queda, es sólo de servicio (es decir, que no tiene estudiantes propios, sino que imparte para los estudiantes de los demás Departamentos ciertas clases básicas de su pensum propedéutico). Volvió a aparecer, pero débilmente, y sólo para los seminaristas, la carrera de Filosofía en la UCA, intentando desde hace pocos años abrirse a estudiantes no seminaristas.
            No existen carreras de ciencias sociales, salvo en la UNAN y la UCA.
            En Arquitectura, la orientación cultural, sobre los problemas de representación y recepción, que se estudian en todo el ámbito hispanoamericano[9], es desconocida de las Facultades nacionales.

3. Conclusión
            La precedente demostración tiene, entonces, como meta enseñar que la preocupación que muchas veces tenemos y alzamos sobre "cómo llegarles a los estudiantes", preocupación en particular manifestada por las instituciones, públicas o privadas, y sus autoridades, no sólo carece de sentido en esto que rara vez se enfoca al mejoramiento educativo (privilegiendo el modelo del docente horario sobre el de planta, pagando salarios bajos aún si los pagos estudiantiles son altos, casos de las Universidades y escuelas privadas), sino porque acumula en vano pretensiones falsamente pedagógicas cuando dice ofrecer excelencia académicas, ahorrándose los puntos ya enumerados:
1.      Bibliotecas;
2.      Laboratorios;
3.      Por ende investigación y experimentación;
4.      Profesionales preparados y debidamente especializados (menor grado académico cuesta menos a la institución);
5.      Por ende especialización y profesionalismo de la metodología y la enseñanza;
6.      Medios contemporáneos;
7.      Todo ello favoreciendo y sumándose a lo que hemos llamado la "falta de contexto", la cuál, de por sí, es un problema central para el acceso a la cultura, la ciencia, la tecnología y al disfrute ciudadano y la mejoría social de posibilidades adquisitivas, intelectuales (bibliotecas, librerías, museos, galerías, cinemas), lúdicas (CDs, DVDs, juegos videos, parques de atracción, aprendizaje musical, de danza, profesionalización en deportes, o carreras artísticas...) y medioambientales (carros no propulsados por energías fósiles) en nuestro país.





[1]Siendo ambas del CNU. Véase por ejemplo en el 2008 (insistimos en que no nos interesa aquí el punto de vista partidario, sino de oposición entre universitarios "pobres" y de "culitos rosados" según denominación de los segundos por los primeros), Maryorit Guevara, "Dos lesionados de la UCA en forcejeo con sandinistas", La Prensa, 28/10/2008: "Dos estudiantes de la UCA resultaron con lesiones leves tras un enfrentamiento con estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN), liderados por César Pérez, presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN).../... El profesor de Historia de la UNAN, Freddy Franco, quien formaba parte del grupo de proselitistas, en el mismo tono sostuvo que tienen derecho a hacer campaña en favor del candidato del FSLN, y que los rechazaron en la UCA porque ahí solo hay “culitos rosados”." Y Leyla Jarquín y Melvin Martínez, "Orteguismo ataca UCA", El Nuevo Diario, 29/10/2008: "La dispersión de afiches proselitistas en el recinto universitario provocó la reacción de los estudiantes que poco a poco hicieron que los “visitantes se replegaran hacia los portones de salida, en señal de rechazo. “Fuera, fuera, fuera”, gritaban los estudiantes de la UCA.
En ese momento comenzó una lucha verbal, y después una de botellazos y empujones. El enfrentamiento se prolongó unos 15 minutos, hasta que autoridades de la UCA intervinieron para pedir a los manifestantes que dejaran las instalaciones de la universidad ante la violencia generada.
“Aquí los compañeros de la UCA dicen que ellos han peleado por el seis por ciento, pero nunca están presentes (…) sólo los estudiantes de las públicas han salido golpeados, no los culitos rosados que hay aquí en la UCA”, expresó otro dirigente de la UNEN.
Freddy Franco, quien se negaba a salir de la universidad, resaltó que “la universidad es del pueblo, por tanto no debe de haber ninguna restricción”.
El estudiante Alejandro Vallecillo resultó con un ojo lesionado por una pedrada lanzada por los invasores; también Gema Campos y Felipe Ruiz, de Comunicación Social."
[2]En particular, aunque no nos corresponde entrar ahora en la explicación más a fondo de nuestra hipótesis, por el principio del "doble bind" de Paul Watzlawick, v. http://fr.wikipedia.org/wiki/Constructivisme_(psychologie)#L.27.C3.89cole_de_Palo_Alto: "Dans le cadre de l'École de Palo-Alto, Paul Watzlawick, philosophe et psychanalyste d'origine autrichienne (1921-2008), apporte sa contribution au constructivisme dans son ouvrage How Real Is Real traduit en français sous le titre La Réalité de la Réalité. Il y distingue notamment une réalité de premier ordre, «expérimentale, répétable et vérifiable» d'une réalité de second ordre, conventionnelle. Ainsi les propriétés physiques de l'or, métal inoxydable, sont distinctes de la valeur marchande qui lui est attribuée, deux fois par jour, dans un bureau de la City à Londres; ou encore un petit enfant pourra percevoir un feu rouge tout aussi nettement qu'un adulte, sans pour autant savoir qu'il veut dire: «Ne traversez pas». La réalité de premier ordre «ne dit rien de la signification ni de la valeur de son contenu». Il apportera, par la suite, sa contribution au constructivisme radical sans pour autant y adhérer." Y http://fr.wikipedia.org/wiki/Doubles_contraintes: "L'élaboration de ce principe coïncide avec la création de l'école de Palo Alto et elle est intimement liée à l'étude scientifique des mécanismes de la communication dans les systèmes. Les débouchés les plus connus sont les thérapies familiale et systémique,
Exemples classiques (voir aussi la partie Exemples):
·         Dans le contexte familial: des parents exigent chacun un lien exclusif de la part d'un enfant, ce qui le soumet à deuxdemandes oppressantes qui se contrarient.
·         Dans la communication: le langage paradoxal peut contenir deux demandes qui s'opposent comme «Soyez spontané!», ou «sois un grand mon petit». Paul Watzlawick propose l'exemple d'un panneau autoroutier indiquant «ignorez ce panneau»."
En resumen, se podría decir que el principio constructivista implica la construcción desde el sujeto ("le constructivisme structuraliste, que Pierre Bourdieu, professeur au Collège de France définit dans les années 1970, «comme la jonction de l’objectif et du subjectif»", http://fr.wikipedia.org/wiki/Constructivisme_(psychologie)), ahí donde la metodología universitaria debería plantear el aceso a la objetividad desde la complejidad de posible o negativibilidad popperiana.
[3]Presentado por la Arq. María Suyapa Tijerino V., Profesora titular, Coordinadora de la Comisión de Autoevaluación del Programa de Arquitectura CAP-ARQ, en el Auditorio Salomón de la Selva, UNI-Managua, 3 de mayo del 2012.
[4]Carla Torres Solórzano, "Parque de oportunidades", La Prensa, 22/6/2012, y Leyla Jarquín, "UNI interesada en parque tecnológico", El Nuevo Diario, 22/6/2012.
[5]RUPAP (Recinto Universitario Pedro Arauz Palacios).
[6]Citado por Carla Torres Solórzano en el artículo referenciado.
[7]Asimismo, si nos planteamos el resultado de investigaciones realizadas en la única revista indexada, y además la única revista existente, realmente nacional, es decir, con fondos propios, existiendo además sólo la revista del Instituto de Historia de la UCA, de fondos alemanes, única revista nacional indexada que es la de la UNI llamada Nexo, revisándola, nos damos cuenta que la mayoría de su producción es descriptiva, es decir, de reproducción al infinito de experimentos puntuales que no hacen sino reforzar datos ya consabidos. No hay conocimientos nuevos, es decir, es bien fácil averiguarlo: preguntémonos si hay algún conocimiento u tecnología nuevo/a proviniente de Nicaragua conocido en el mundo hoy o ayer. Por otra parte, tomando, al azar, el No 1, Vol. 24, del 2011, y revisando sus artículos, dos nos llaman la atención por su curiosa metodología, o, mejor dicho, por la dicotomía entre el planteamiento inicial y el producto: el de JR Bergueiro, S Moreno, L Hernández, JM Cavilla, JJ Gómez, J González, "Nuevas aportaciones a la gestión informatizada de derrames de hidrocarburos: su aplicación a "zonas refugio"", pp. 11-19, que pretende: "El objeto del presente trabajo es el de describir la mayor parte de los procedimientos a seguir para decidir si es aconsejable trasladar un petrolero siniestrado a una “zona refugio”. Para tomar esta decisión se deberán considerar diferentes procedimientos, con la finalidad de objetivizar al máximo dicha decisión.", cuando resulta ser, al final, que, sirviéndose de unos datos del "modelo “REFUGIO” (Bergueiro y Domínguez, 1997)."  (p. 13), descrito sumariamente como una "matriz de factores ambientales está formada por 28 filas y 10 columnas.../... En el caso de la matriz de factores estructurales, la misma tiene 28 filas y 13 columnas, siendo las filas las mismas que para la matriz ambiental y apareciendo en las columnas los factores estructurales que pueden estar presentes en una zona costera" (ibid.), y, aparentemente no sacándole ninguna conclusión pertinente, del propre aveu de los autores, "Existe siempre una gran controversia a la hora de decidir si debe llevarse o no un petrolero siniestrado a una zona refugio, debido a la gran complejidad que presenta dicho traslado y a los riesgos que puede originar dicho hecho. Por todo esto, es necesario disponer de herramientas que ayuden en la toma de decisiones con cierta objetividad." (p. 14), siendo, a su vez, otra fuente, también apócrifa, no discutida, que viene aumentar, gráficamente, la primera, después de esta afirmación, que ya aparecía sin embargo como conclusiva: "Como ejemplo de la aplicación de las matrices de factores ambientales y estructurales se muestra una parte de las referentes a la playa de Albercutx (Pollensa), lugar de Interés Comunitario (Normativa Europea RED NATURA 2000-LIC)" (ibid.), agregando, sin que se sepa muy bien porque, pero por la misma visión reducida nacional de que todo es servicio (acordémosnos de que el tema era medioambiental), piensan los autores necesario apuntar: "Igualmente es necesario estimar las pérdidas que en el sector turístico puede originar un vertido de hidrocarburos" (p. 15), concluyen, como se diría en buen nicaragüense por algo que "no es ni chicha ni limonada", o, en términos también coloquiales pero más internacional, "una cuadra abajo, una cuadra arriba": "Se ha elaborado un programa informático mediante el cual se puede estimar el tiempo de traslado de un petrolero a una zona refugio, el tiempo de atraque y conexión a las mangueras de descarga y el tiempo de trasvase de los hidrocarburos a una terminal de descarga o a otro buque petrolero.
Del análisis de las características de las zonas costeras, de las características del propio siniestro (riesgo explosión, magnitud del derrame y tipo de hidrocarburo) y de las matrices de factores ambientales y factores infraestructurales, se puede determinar que en el caso de no existir riesgo de explosión y para vertidos fácilmente controlables, la mejor opción será conducir el petrolero siniestrado a la terminal portuaria más cercana que disponga de medios de bombeo y de almacenamiento de los hidrocarburos transportados (Puertos de Palma y Alcudia).
En el caso de que exista riesgo de explosión, se optará por zonas alejadas de grandes núcleos de población, siendo posible el desalojo rápido y controlado de la población existente. Igualmente debe ser una zona costera abrigada, que permita una fácil contención de los hidrocarburos derramados mediante barreras convencionales y adsorbentes y que cuente con acceso por carretera, para el desplazamiento de los sistemas de recuperación (skimmers y adsorbentes) y del combustible del buque a lugares de almacenamiento adecuados." (p. 18)
Dicho de otra forma, mientras el artículo pretendía originalmente terminantemente organizar la llegada de los buques en situación de derrame hacia zonas de refugio, las conclusiones, basadas en estudios por lo que entendemos meramente apócrifos, es que depende de cada situación, lo que nos recuerda, en lo personal, el final del sketch "Le fût du canon" de Fernand Raynaud, http://www.itribu.com/m/w/videos.php?BLOGID=8675&ID=332401&pageNum_rsArticle=2, acerca de cuanto tiempo pone el cañón para resfriarse, cuando, después de que todos los reclutas intenten responder con un tiempo concreto, le admonesta el caporal jefe que son todos unos idiotas, y que, como dice el manual, "toma un cierto tiempo".
El segundo artículo, de I. Garcés, "Salar de Surire un ecosistema altoandino en peligro, frente a escenario del cambio climático", pp. 43-49, que pretende: "Este trabajo realiza un análisis al salar de Surire desde el punto de vista de la biodiversidad y sus implicancias
producto del cambio climático. Como resultado se predice que los próximos años serán secos y la temperatura
podría ir en aumento, lo cual afectará notablemente a la flora y fauna del altiplano.", también en base a datos ajenos: "A partir del estudio realizado por Garcés y López (2005)" (p. 45), "Según Marticorena (1990), la flora potencial del área alcanzaría unas 57 especies. La Tabla 1, resume las especies encontradas en este. Es necesario destacar que de todas las especies encontradas" (p. 46), "En trabajos previos (Garcés et al., 2009), la relación existente entre las surgencias termales y las salmueras por un lado, y entre las aguas de vertientes y de bofedales por otro, indican la falta de relación directa entre ambos grupos de solucione" (p. 47), "De estudios previos (Muñoz y Bonacic 2006), quienes constataron que se produce un cambio proporcional de cobertura vegetal entre estaciones húmedas (año 2002) y secas (2002). Entre la diversidad vegetal, las terófitas o hierbas anuales, son la comunidad de plantas más afectada por la disminución de las precipitaciones, éstas no sólo son sensibles a la disponibilidad hídrica, sino que, además, se ve amenazada por el aumento de la masa de ganado introducido en los últimos años en el área." (p. 46), sin demostrar nada, sólo citando dichas fuentes apócrifas, y asumiéndolas como veraces - lo que puede ser como no -, concluye abruptamente, en un párrafo, que "En general, en el altiplano las condiciones climáticas imperantes y las características del suelo determinan una precaria disponibilidad hídrica en el área estudiada. El bofedal de Surire que se ubica por encima de los 4300 m.s.n.m., de origen natural y de tipo hidromórfico o údico, se ha presentado empapado en agua casi de manera permanente, existiendo abundante y variada vegetación con comunidades de animales muy bien representadas. Pero a partir del presente estudio se prevé que la disponibilidad de los recursos hídricos en los siguientes años será cada vez menor en el marco del cambio climático, las que se asocian directamente con el patrón de precipitaciones en el altiplano considerando que el principal aporte hídrico que sustentan los humedales corresponde a las lluvias. Como consecuencia del menor aporte de agua y el aumento de la temperatura, se observa una clara amenaza a la existencia de bofedales que mantienen la fauna y flora de esta región andina." (p. 49), insistimos, sin haber demostrado experimentalmente directamente, más allá de citar fuentes no verificadas por la autora, volviéndose entonces su planteamiento inicial una simple afirmación.
Nos parece reconocer en estos errores de metodología en ambos artículos publicados en la única revista indexada que tenemos, no sólo la consecuencia de la falta de procedimiento científico, por ende de capacidad de valoración editorial, asociada con la limitación de páginas de los artículos, que no permiten resultados complejos, no lo piden, teniendo que caber en cinco páginas siempre la camisa de fuerza de presentación: "introducción/metodología/resultados y discusión/conclusión", siendo entonces a menudo tan largo la la parte "metodología" que la parte "resultados y discusión". Sin embargo, el espacio limitado reservado a cada artículo, si bien hace difícil la presentación seria, demostrativa, de los resultados, no imposibilitaría en sí, sino por la falta de costumbre, una metodología y unos resultados no basados en fuentes apócrifas, sino en experimentaciones directa, no sólo de índole descriptiva (lo que son cuando son en base a experimentaciones directas, principal tipo de producciones de artículos, ya lo dijimos, de la revista).
[8]Más de 1700 artículos publicados, más de 200 libros.
[9]Por ejemplo, en 2013, la Facultad de Arquitectura, Instituto de Investigaciones Históricas, Cuerpo Académico “Historia Y conservación del arte y la arquitectura”, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo UMSNH promovió un Coloquio Internacional (13-14 de junio del 2013) sobre "Imaginarios de Modernidad y Tradición - Arquitecturas americanas del Siglo XX", cuya invitación se deletreaba así: "José Villagrán, en 1967, escribió una crítica acérrima a la perspectiva de los extranjeros sobre la arquitectura mexicana moderna. Refiriéndose a los arquitectos que habían visitado el país en el marco del Congreso Panamericano de 1952, comentó que no comprendían lo que intentaban hacer los mexicanos y sólo veían expresiones “curiosas.” Aseveró además, que México era un país primordialmente occidental, cosa que los extranjeros no lograban ver en su afán por ver a México tradicional y folclórico. El texto de Villagrán aducía dos problemas, el primero vinculado a la creación –desde el exterior---- de un imaginario de México y su arquitectura como primordialmente tradicional. El segundo mostraba el carácter irresuelto de la relación entre la modernidad pretendidamente universal y la arquitectura de un país que cargaba con una historia milenaria.
Este incidente trae a la mesa la relevancia de revisar la manera en que los intercambios, los flujos de ideas, los episodios mediáticos y las relaciones entre individuos marcaron el devenir de la arquitectura americana (entendida en el sentido continental) a lo largo del siglo XX. En este escenario es relevante preguntar sobre la particular articulación entre lo propio y lo ajeno y la creación de imaginarios que enaltecían o bien la modernidad, o bien la tradición. Asimismo, es de interés indagar los intercambios con una noción que rebasa la idea de flujos lineales y centros hegemónicos y en su lugar reconoce la fluidez de las fronteras, las actuaciones de individuos, las intervenciones de instituciones y la constante confrontación entre las expresiones tradicionales, locales e internacionales a lo largo del siglo XX.
Vinculado a lo anterior se vislumbra la cuestión de la identidad en relación con la arquitectura. En esto se involucran no sólo las concreciones físicas (los edificios) sino también sus representaciones–su retrato en fotografías, su lugar como escenario en el cine, su aparición en la literatura y en el discurso político y, desde luego, su imagen en la prensa especializada. Los Imaginarios engendrados abren una puerta a imaginar tanto el pasado como el futuro, a imaginar otro México, el de la tradición o el de la modernidad."